lunes, 16 de marzo de 2009

EXPOSICIÓN MISCELÁNEA FEMENINA DE LORENA GARCÍA






Nueva exposición temporal en espacio a_rojo, en esta ocasión y desde Valencia contamos con la presencia de esta joven artista que está cosechando una gran crítica allá por donde expone sus análisis sobre la figura femenina.

Como el rostro todavía no ha encontrado su cara, “toca al pintor/dársela”, por un encarnizamiento terrible en destruirlo para, cruelmente, reconstruirlo.La pintura encarnada.

Georges Didi-Huberman.


        

El hecho de pintar se une con el hecho de comprender el rostro y, no sólo la parte  de la cara que es la más relacionada con la identidad del sujeto, sino también toda la figura corporal y la comprensión de la materia de la que estamos hechos que es mutable, variable y manejable. En consecuencia, la pintura y la materia se unen en un mismo interés por comprender el interior del sujeto retratado, con la intención hipotética de desgarrar la situación material de la superficie. Este “desgarro” nos muestra otra superficie que, a su vez, nos lleva a otra y a otra… conformando una lectura difusa de lo que habíamos creído ver y comprender en un primer e inocente vistazo, cayendo bajo la trampa de la apariencia. Este proceso constructivo y reconstructivo de la identidad enlaza perfectamente con el proceso que se da en la acción de pintar. Se hace para deshacer, para volver a hacer y rehacer de manera prácticamente infinita.

 

        El alma, los sentimientos, las sensaciones de dolor físico, la circulación de la sangre, el olor que desprenden nuestros cuerpos, el crecimiento del cabello, la piel y su continuo deterioro, nuestro yo interior y lo que somos ante los demás… conforman una complicada estructura de entramados que permanece oculta, pero presente, bajo la apariencia de nuestro físico. Pero además de todos los velos agregados a nuestro espacio corporal aparecen otros aspectos que van más lejos de la piel y de la propia carne. Estos aspectos son el vestido, el maquillaje, así como todas las intervenciones externas que realizamos en nuestro espacio corporal y que hablan de quién somos. Esta “segunda piel” aporta nuevas significaciones a la lectura de un sujeto, significaciones relacionadas con el entorno sociocultural del que venimos y que nos encasillan, nuevamente, en quién somos, en una identidad por/para los demás.

 

            En esta muestra de Miscelánea femenina esta cuestión de la apariencia y de la identidad está centrada en el sujeto femenino. En los elementos relacionados con la feminidad, con el mundo de la mujer y con lo supuestamente propio de este género sugerente, sensual, erótico, bello, enigmático y  atrayente. En pintura, ¿sólo existirán cosas que se pueden poner en duda? Tal vez una hipótesis maligna se habrá cernido siempre sobre el sujeto de la pintura, que no puede decir pinto luego existo, sin caer bajo la sospecha de la aporía: finjo luego existo…       Mujeres artistas. De los siglos XX  y XXI. 


 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tratar sobre la feminidad debe ser más fácil, a priori, para una mujer artista. Y cuando esta artista rezuma precisamente feminidad por todos sus poros el reto debe superarse con holgura. Y así es.
En Miscelánea Femenina Lorena García presenta una muestra que sabe y huele a mujer, impregnada toda ella, además, de la sensualidad que, a través del pincel, llega al lienzo desde el propio cuerpo de la artista.

Conforme entramos a la sala quedan a nuestra izquierda una serie de cuadros en los que el rosa es, sin duda, el color dominante. Un color que nuestra civilización occidental asocia rápidamente a un momento y a un género muy concretos: la infancia en forma de niña.
La pared frontal, con un único cuadro colgado, muestra un autorretrato muy personal en el que Lorena se representa a sí misma en tres tiempos bajo tres encuadres parecidos, aunque distintos.
A la derecha, frente al rosa de la pared izquierda, vemos cuadros marcados por la oscuridad y la presencia de un gris-negro que no es pintura, sino gasa o velo: medias de mujer, en definitiva. El negro es por tanto también aquí color femenino, pero un color que, frente a la inocente niña de rosa, nos habla de una mujer experimentada e incluso sufrida, de una mujer madura enfrentada a la vida; el negro es el color de las viudas.

Miscelánea Femenina se puede leer, de esta manera, como una revisión a saltos y no explícita del ciclo vital de la mujer, desde su infancia hasta su madurez, en la que Lorena, como mujer, aparece en el ecuador de dicho ciclo (en el que biológicamente se encuentra).
Pero claro está que todo esto es una idea propia (del que escribe) que no tiene porqué tener en absoluto que ver con el programa ideado por la artista y el gestor de la sala; o quizá sí…